Travila nació como una transformación necesaria. Su fundadora acudió a nosotras con una marca previa, que si bien había funcionado en sus inicios, ya no representaba ni su nivel de profesionalismo ni la evolución de su propuesta en un sector altamente competitivo. El desafío era claro: construir una identidad que estuviera en sintonía con su esencia y su visión a futuro. Queríamos que cada elemento de la nueva marca hablara de solidez, confianza, sensibilidad y carácter propio. Así comenzamos un proceso de rebranding que fue tanto estratégico como emocional.

Desde el desarrollo de un nuevo claim hasta la creación de la identidad visual completa, trabajamos para que Travila se sintiera como un reflejo genuino de su fundadora: profesional, cercana y con una estética cuidada. Diseñamos un logotipo con presencia, una paleta sofisticada y aplicaciones gráficas que transmiten claridad y coherencia. Hoy Travila comunica desde otro lugar: más maduro, más alineado, y con un nuevo poder de conexión. Es una marca que no solo cambió por fuera, sino que redefinió su mensaje hacia el mundo.